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26/5/15

Esperanzas para la cultura en común

Esperanzas para la cultura en común

En el plan de choque de Barcelona en Comú (para los primeros meses de mandato), avanzado por la alcaldable Ada Colau como condición de futuros pactos, no se menciona la cultura. O bien, para precisar, no se habla del marco cultural tradicionalmente concebido, identificado con actividades sectoriales como el arte, la música o el teatro. Y me parece bien. Incluso para aquellos con vínculos corporativos en la cultura, eso no debería constituir un problema, ya que lo que quieren muchos activistas culturales es vivir en una sociedad justa, sin privilegios heredados por razones de clase o poder económico, sin enchufismos y corruptelas, con igualdad de oportunidades, sin discriminación a las culturas minoritarias, y con servicios esenciales de educación y salud públicas accesibles a toda la población. La cultura también sabe diferenciar su interés particular, nada menospreciable, de las necesidades prioritarias en un momento crítico que ha durado ya años.

Cuando sólo se sabe hablar del IVA cultural, ignorando los gravámenes impositivos sobre bienes básicos de subsistencia que aún así están fuera del alcance de muchas personas, la cultura pierde mucho crédito.

En otro marco cultural, quizás más sincronizado con proyectos de transformación social y crítica sistémica, la cultura ya no se concibe en términos de vanguardias de excelencia burguesa dedicadas a sus creaciones y sus públicos. Importan menos los equipamientos y programas con recursos públicos—museos, teatros, festivales, ferias—erigidos para reforzar la proyección de la imagen del lugar en cuestión. Una cultura que franquea la barrera entre edades, abarcando también las creaciones no-profesionales, y que incluye la educación creativa básica y especializada, identificándose con realidades vinculadas a la cooperación creativa y descentralizada a medio y largo plazo, es una cultura que se acerca más al programa del partido ganador de las municipales de Barcelona.

La cultura en el plan de choque

En el plan de choque hay dos puntos que se aproximan oblicuamente a cuestiones culturales. En la tercera sección, “Revisar privatizaciones y proyectos contrarios al bien común”, se habla de proyectos opacos llevados a cabo sin debates abiertos, y sin beneficio real para los intereses comunes. Aunque no es su intención directa, eso sería aplicable a una parte substancial de los proyectos subvencionados por el ICUB, como festivales ya solventes que quitan recursos a otros más arriesgados. En la sección 4, “Hacer limpieza y acabar con los privilegios”, se habla de poner fin a subvenciones no justificadas y acabar con las malas prácticas. Aquí también se podría extrapolar una renovación de la labor del ICUB y sus órganos afines, como el Consejo de la Cultura.

Aún así, aceptando que los principios generales de Barcelona en Comú se tendrían que aplicar también a la cultura, la renovación cultural de la ciudad no está garantizada. Las razones son diversas. La más obvia, dada la necesidad de pactar, es la más que probable decisión de regalar el ICUB y con ello la cultura de Barcelona a otro partido, para así asegurar aquellas otras regidorías consideradas más troncales. ERC tiene el actor Juanjo Puigcorbé en el segundo lugar de su lista. Si se trata de conseguir el apoyo de un partido pequeño burgués que ha facilitado las políticas antisociales de CiU en la Generalitat, darles cultura, donde molestarían menos a la implementación de políticas esenciales, podría tener sentido. Siempre que no se proponga volver a personas y prácticas vinculadas al ICUB menos comprometido de los últimos años.

El sacrificado, la cultura

El modelo de sacrificar la cultura por parte del gobierno minoritario de turno ya se vio cuando el PSC disasoció el ICUB del regidor hace algunas legislaturas. El gesto de desprenderse de la cultura se repitió con la designación de Joan Manuel Tresserras, de ERC, como Conseller de Cultura del tripartito (donde tampoco supo articular un proyecto cultural asociado con el ideario de su formación, por suerte). El PSC se quitó la cultura de por encima a medida que se iba apartando a los sectores ilustrados y catalanistas asociados con Maragall. Barcelona en Comú parece estar en posición de repetir una fórmula parecida, aunque por motivos propios.

Entonces y ahora, el problema con dicha fórmula es que parece significar que la cultura, siendo o un juguete de la burguesía o bien el palo de la senyera identitaria, no importa como factor vehicular en la transformación de la sociedad. O sea, que se la otorga un estatus entre neutral e inocuo, para así centrar el proyecto social en otros entornos. Por eso, no forma parte de ningún plan de choque. Las posibles consecuencias van de su intensa burocratización, al dejarla en manos de técnicos ajenos a la creación, a su ultra-liberalización, que aquí significaría privilegiar a ciertos bienaventurados empresarios privados. Este doble resultado neo-liberal funcionarial describe el estado actual de la cultura en Barcelona después de 4 años de Trias.

La gestión independiente de l'Ateneu Popular de 9 Barris es una referencia para Barcelona en Comú 

Otro motivo por dudar de la política cultural del partido ganador serían los indicios de timidez en el programa cultural de Barcelona en Comú (más adelante tendremos que matizar esa aseveración, a base de algunas declaraciones pos-electorales y documentos de base). Aunque parece corresponder a un ideario radical, no hay un solo punto en el programa no asumible desde la democracia social más generalista. Parece que estamos en el marco nórdico de los años 70, pero en versión light. Descentralización, honestidad, flequillos de auto-gestión y cooperativismo--y la subvención bien intencionada en busca de complicidades.

Debilidades culturales en común

Lo más decepcionante es que en el programa publicado no se articula un marco conceptual en línea con los detalles. Falta sobre todo dibujar el sujeto cultural, para así delinear la base de acción. Se podría resumir el marco conceptual de una política cultural transformadora y social de esta manera: que toda persona o colectivo tendría el derecho y el acceso a los recursos para poder formarse en todas las edades, y participar creativamente en la creación desde la óptica o realidad que les parezca válida, además de poder acceder como espectador o asistente a la cultura tanto popular como de excelencia, sin discriminaciones. Y que la concepción y gestión de una política capaz de facilitar tal marco tendría que también contar, desde el principio y de manera continua, con las personas involucradas, o sea, de todo el mundo.

En línea con este marco, el programa de Barcelona en Comú está bien articulado y coherente en las áreas de educación cultural, descentralización de servicios culturales, participación en órganos de decisión y cuestionamiento de la mercantilización y "industrialización" de la cultura. También enfoque bien el problema de la cultura al servicio de un modelo de turismo agotado.

Daré dos ejemplos de donde hace falta reforzar la articulación conceptual en el programa de Barcelona en Comú para así facilitar programas de acción. Primero, la cultura sigue siendo demasiada unitaria. Aunque se menciona la realidad cultural de las personas inmigradas, el programa es algo tímido a la hora de  fomentar la pluralidad real o la excepcionalidad cultural a base de ellas. Se enfatiza la pluralidad y diversidad cultural más bien en función de clase social y memoria histórica (de las clases populares, se sobreentiende). De las propuestas concretas para Ciutat Vella, increíblemente, ninguna menciona la aportación de la cultura inmigrada a la variedad autóctona, su posible diálogo, y la validez de poder decir que sus múltiples memorias culturales y sociales también forma parte de la barcelonesa. O bien, estas políticas están relegadas al apartado de inimigración, que es una manera de marginalizarlas. Seria mejor habla de culturas, que por definición significa también contrastes y incluso conflictos, para así reconocer las discriminaciones y las hegemonías, los márgenes y los centros. Hay personas en Barcelona que no tiene el derecho de reconocerse en el sentido cultural. En la misma línea, no se habla en el programa cultural (aunque algo más en el programa de géneros) desde la crítica a las estructuras patriarcales de la cultura dominante (el programa cultural de Barcelona en Comú carece de género, suele confiar en la modernidad ilustrada unisex).

Otro tema que me parece importante es el grado de cambio planteado a base de las transformaciones estructurales. Me refiero aquí de la necesidad de reformar y redibujar el Consell de Cultura del ayuntamiento, junto con las comisiones delegadas, rancias y con olores de amiguismo inaceptables. En sus declaraciones del día 26 de mayo en La Vanguardia, Javier Rodrigo da señales positivas en este sentido. Rodrigo ha investigado la cuestión del cooperativismo en la gestión cultural de base, y conoce bien el sector. El diario le atribuye la prioridad de enfocar “la transformación del Consell de la Cultura en un auténtico órgano mixto de decisión vinculante de las políticas culturales del Ayuntamiento”, para a continuación decir que “a partir de ahora no sólo será vinculante sino clave en la política cultural del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) y contará asimismo con participación ciudadana.” Estoy plenamente de acuerdo, pero creo que se queda corto, ya que en seguida le citan diciendo que "no queremos imponer un cambio radical, sino ver lo que ya existe y reforzarlo." El ICUB, el Consell, y las Comisiones Delegadas, entre otras, requieran soluciones de fondo, radicales por decirlo de otra manera. 

De hecho, en sus documentos de posición, Barcelona en Comú sí plantea algunos cambios de orientación importantes en el funcionamiento del ICUB. Otra cosa sería impulsar el cambio necesario a partir de las lecciones extraïbles del fracaso del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts catalán, el CoNCA.

Un Consell de Cultura renovado y auténtico

No existe ningún motivo para no aplicar en Barcelona una versión conceptualmente pareja pero funcionalmente mejorada del modelo ya pactado entre todos los agentes culturales para el CoNCA. El CoNCA tenía el mandato de ser independiente y con poder ejecutivo, beneficiado por la participación de todos los sectores. No tenía que convertirse en un consejo de personas nombradas a dedo y asalariados, sino un vehículo para la democratización de la cultura sin renunciar a la excelencia y la innovación. El Govern actual ha decapitado el proyecto, con el apoyo lamentable de algunos interlocutores cercanos y el silencio pusilánime de muchos más, culturetes de poca fe. Es por eso que es el momento de liderar la transformación del modelo de gestión de los presupuestos culturales desde Barcelona, para así presionar a la Generalitat. Y eso sería perfectamente asimilable por las fuerzas que ahora gobernarán en Barcelona, ya que fueron ellos que aprobaron el CoNCA original con más entusiasmo y conocimiento.

Estoy hablando del ICUB como un organismo técnico en apoyo a la acción ejecutiva de un renovado Consejo.

Cambios dentro del ICUB significan cambios allí dentro

Un consejo o asamblea de la cultura de Barcelona (Barcelona en Comú habla de una "mesa"), ampliamente participado, democrático, con cargos rotativos y no asociado a nombres, sería la manera más lógica de aplicar el valor cultural de lo común al presupuesto cultural del ayuntamiento. Algo parecido a lo mejor se hará en los presupuestos de acción vecinal, con la participación de los más directamente implicados/as en la elaboración de presupuestos en barrios concretos. Lo que haría un bien diseñado consejo de la cultura es poner la subvención pública del sector en manos de un marco cooperativo conocedor y competente.

Radical, pero en la cultura no tanto

Con todo, que a un proyecto manifiestamente radical en otros ámbitos le ha costado aplicar sus principios de manera coherente a la cultura no nos debería sorprender. La casi totalidad de los agentes culturales discursivamente disidentes se tranquilizan--se desactivan--con la aplicación de subvenciones generosas para sus respectivos sectores y personas, o sea, con políticas ya no radicales sino afines al centro-izquierda clientelista. La despolitización efectiva de la cultura—su neutralización social y uso más bien diplomático—forma parte del proyecto central de la transición española. En los gobiernos socialistas de los años 80 y 90, con el apoyo muy institucional de los sindicatos, existía la voluntad de construir un estado de bienestar mínimo, con pensiones, salud y educación pública, con protecciones sociales como el subsidio de desempleo. Pero no había ningún intento de construir el estado de bienestar cultural. En lugar de ello, pensando en el arte, se montó ARCO. La cultura socialista se dejó fuera del proyecto socialdemócrata—como ahora dirían algunos que se han dejado de lado los controles a los partidos y los abusos y corruptelas. Se limitaron (si los presupuestos astronómicos se podría llamar limitaciones) a la creación de instituciones de perfil alto para poder asemejarse a los demás estados imperiales europeos y sus metrópolis capitales.

Estamos diciendo que los mismos que han llegado al poder a base de criticar el legado de la transición por no ir al fondo en la transformación de los valores y estructuras del estado, podrían verse limitados aún hoy a dar un giro cultural a su propio discurso.


(Algunas reflexiones de este texto, sobre todo aquellas sobre la cultura de las personas inmigradas y la reforma del ICUB, se han revisado el día 27-5 a base de documentos facilitados por personas afines a Barcelona en Comú)



24/11/13

Quants debats urgents!



Quants debats urgents!

Xarxes, ACCA i fins i tot l'art contemporani
(una versió d'aquesta entrada s'ha publicat a la pàgina web de l'ACCA: http://acca.cat/debat-xarxa-centres-art/#comment-41981)



Més enllà del to clarament exagerat de la meva intervenció a les pàgines del web de l'Associació Catalana de Crítics d'Art fa una setmana, amb la manera una mica histriònica que em tipifica (per sort els amics i coneguts em coneixen i molts m'han donat suport "a pesar de" la meva manera de expressar-me), queden dos temes cabdals a considerar. 

Els centres d'art al debat



1-Per una banda, cal tenir un debat sobre els centres d'art. Si accepto l'encàrrec del projecte que ara es coneix com "UN DILEMA" a finals de setembre, és per que entenc que necessàriament aquest debat s'obrirà amb l'exposició, que és una visualització de la feina feta pels 8 centres, de mostres, produccions, tallers, seminaris, i també d'activitats pedagògiques, més tota la tasca editorial. El contrari seria amagar el que s'ha fet, caure en la desmemòria, esborrar tot -- això sí seria una manipulació política. Però no: tinc la impressió que molts interlocutors preferirien tenir aquests centres morts i enterrats, per a poder plorar els cadàvers com a relíquies sagrades. Místicament pervers però molt en la línia del país.



Esperava fins i tot més preguntes incòmodes el dia de la roda de premsa, més activitat de la premsa de Girona o Tarragona o Mataró, però he sobreestimat les seves redaccions. 


L'art sense artistes ni obres



2-Trobo curiós i preocupant que ningun comentarista de les pàgines de l'ACCA ha esmentat una sola producció de cap dels centres, com si no tinguessin importància els projectes, les obres i els autors. Ni una obra a UN DILEMA, ni obres de fora de l'expo. 

(Edit 26-11: Paco Freire ha trencat el boicot crític a les obres amb un comentari posterior al meu que considera algunes peces de la mostra)



Per que el debat no es merament tècnic, legal, o de pressupostos: és de projectes i d'artistes i d'obres d'art. Aviat espero poder entrar més en el tema, però no ho faré a la pàgina de l'ACCA, on no es vol parlar dels continguts conceptuals i artístics quan, de fet, és el tema més important. La queixa és sobretot en relació amb la no continuïtat dels projectes de qualitat i el que han significat per l'art contemporani a cada indret.



A més, la majoria de persones aquí i arreu no tenen la més mínima idea del tema. Crec que la majoria de membres de l'ACCA no serien capaços d'anomenar els 8 centres, sense parlar d'identificar les seves línies teòriques. Hi ha una frase en anglès:  "talking out of your ass".



Un exemple:



A la rampa d'Arts Santa Mònica, en plena vista del Palau Marc just davant, hi ha una caravana groga amb el símbol CX-R en un quadrat (*) .



Si no saps què significa aquesta frase anterior no estas capacitat per a participar en el debat sobre els centres d'art.

De la exposició UN DILEMA a Arts Santa Mònica  es pot aprendre molt sobre els projectes dels centres d'art i justament sobre el que suposadament es vol defensar.


(*)  Miquel Ollé i Sofia Mataix, Camping, caravaning, architecturing, 2011. Documents varis: llibre (652 pàg. 29 x 20’6 cm), vídeo documental (81’ 20”) y laboratori mòbil/espai expositiu (caravana CX-R)

http://wecanxalant.blogspot.com.es/2011/11/camping-caravaning-arquitecturing.html 

El recent "comunicat" de la Junta de l'ACCA sobre aquest tema, on no es parla nomès de la xarxa de centres sino de tot, absolutament tot, amb una informació parcial, sense mostrar coneixement de la complexitat de les qüestions específiques, barregant conceptes no relacionats, és un bon exemple del grau de desconeixement regnant.

Però quin perfil més activista, quina radicalitat! 

No hem vist una conversió semblant des de Sant Pau al camí de Damasc.

L'ACCA a debat: la fi del corporativisme?



3-Em felicito que el debat sobres la xarxa dels centres d'art també ens ha obert a la possibilitat d'un debat sobre l'ACCA, molt necessari i també molt urgent.



Aquí el company Fede té raó i no té raó. 

Una associació professional no hauria de comportar-se de manera corporativista exclusivament. 

L'ACCA, però, sempre s'ha comportat de manera radicalment corporativista.



Crec que en Fede està pensant en la lògica analítica de W. V. O. Quine, quí va demostrar que no hi ha ninguna base lògica per creure que si una cosa sempre passa i sempre ha passat, ha de passar de manera igual la pròxima vegada també. Encaixa molt bé la teoria de Quine amb les teories de la incertesa que orienten UN DILEMA.



El meu error, òbviament, era pensar que una associació que sempre ha donat un tracte de respecte cap als seus socis alhora d'anunciar la seva activitat  (expos, publicacions, actes, simposis, premis), es comportaria igual en relació amb un projecte meu. Aquesta setmana, pel primer cop en molts anys o potser dècades, la teoria de Quine s'ha demostrat al cor de l'ACCA.



(I sí, reconec que una part de la culpa ve de la manca de recursos humans i el treball sacrificat i de voluntariat de les respectives juntes. És per a això que normalment es perdonen els defectes, com passa amb moltes entitats associatives. Molts membres de la junta actual i d'anteriors saben que aprecio la seva feina).



L’Associació Catalana de Crítics d’Art, des de que en sóc soci (potser des de mitjans dels 90?), sempre ha sigut una entitat corporativista.



-És corporativista en la mida que la majoria dels socis en són per tal de rebre la enganxina anual que asseguri l'entrada gratis als museus. Si tens el carnet de l'ICOM, per exemple, no cal perdre el temps amb l'ACCA.



-Defensa sempre les suposades interessos professional dels socis, sobretot els més actius o de més història, o bé els més bé posicionats segons conjuntures polítiques o acadèmiques, normalment per sobre de criteris de qualitat artística o rigor crític.



-És corporativista en la seva gestió i orientació, que és motiu per la no presència de molts dels crítics d'art contemporani més solvents del país, reticents d'estar sotmesos als criteris de la vella guàrdia d'historiadors academicistes. Jo crec que la mescla dóna caràcter a l'Associació, però l'efecte dissuasori sobre les noves generacions és innegable.



-L'ACCA és capaç de fer un canvi de direcció amb un estil radicalment corporativista, pactat, una transició a dit i desprès acordat (altament irregular, tal com un soci distingit ens va recordar el dia de la inauguració d'UN DILEMA). 


Silenci corporativista sobre el CONCA



-És corporativista quan no diu res sobre la no dimissió de l'anterior presidenta del CONCA, fet excepcional i altament polèmic, desprès d'un decret que va deixar sense efecte el principi bàsic de tots els consells de les arts, la independència executiva. L'únic membre que no va dimitir, l'avaladora del president actual de l'ACCA. Un projecte treballat per dotzenes d'entitats culturals de manera concertada durant anys, la promesa d'una manera democràtica de donar suport a la cultura, ara decapitat amb el amb el silenci cridaner de l'ACCA, per tal de no trencar el principi corporativista.


Premis ACCA



-Els premis ACCA es voten per motius altament corporativistes, fins el punt que molts socis voten propostes que no han ni vist ni han llegit, segons el cas. Voten un 10% dels socis de manera habitual; molts només apareixen quan tenen projectes propis o d’amics nominats. Es voten bé per a premiar un membre també col•lega de l’associació, bé per a quedar bé davant d'algun estament. O per conjuntures. Sí, de vegades els resultats són adequades, ho reconec. Qüestió de la sort? Els premis ACCA no tenen cap garantia de rigor i en l’actualitat són una farsa, tal i com vaig denunciar al president fa un any (cosa que no li va agradar gens). 

S'ha obert el "debat urgent" sobre aquest tema?



De fet, quan comunicava la meva preocupació obertament, amb un tweet a novembre del 2012, només volia expressar la idea que no era del tot just la reacció de molts crítics davant de l'espectacle de l'Assemblea General Extraordinària de l'Associació d'Artistes Visuals de Catalunya a octubre 2012, ja que "qui estigui lliure de culpa, que llenci la primera pedra", ja m'enteneu. Que cadascú miri amb lupa a casa seva.

El simposi



-S'organitza el famós "Simposi de crítica d'art en un món global", amb nom pretensiós i a punt d'obrir,  de manera totalment corporativista, tal i com s'ha denunciat de manera repetida. Jo entenc que es fa de manera voluntariosa i amb bona fe, com moltes coses de l'ACCA. Però realment no entenc quin sentit pot tenir seguir amb el model, i més quan insisteixen amb temes més que esgotades (per a no dir "rancis" o "carques"). M'explico: "L’ENCICLOPÈDIA GLOBAL. Lesnoves geografies i les biennals." Are you fucking serious?



Em sap greu dir això quan persones que respecto organitzen l'esdeveniment i en participen de bona fe.



-A més de tenir uns premis de la crítica corporativistes, l'ACCA actualment silencia el fet, que ja vaig denunciar fa un mes, que socis de l'associació participen en jurats que deixen sense subvenció als millors projectes crítics del país. La millor revista d'art del país esta en perill de tancar davant  de l'actitud corporativista de l'ACCA, que no ha sigut capaç d'obrir "un debat urgent" i immediat sobre el tema.



Des de l'acabament dels Premis de la Crítica de la Fundació Espais de Girona, Catalunya no té uns premis de la crítica en condicions. I a més, no ha sigut mai capaç de promoure la crítica com a professió entre els joves, pel que l'ACCA té més socis jubilats que sota l'edat de 35.

Conclusió



-Qui proposi que l’ACCA no hauria de ser corporativista està proposant la desaparició de l’ACCA en la seva forma actual. 

Una vegada superades les molèsties del dilluns passat, diria que jo estaria totalment d’acord.